sábado, 2 de mayo de 2009

Rodeados

Parece ser que El País ha censurado un artículo del gran Enric González, porque adivina en él una intencionada mención a la política empresarial de este medio. Nosotros, tan poca cosa, recogemos la propuesta del amigo Vicè para reproducir en el blog el artículo que nunca salió.

[De Vicè, Fare Vucciria]

Este artículo del maestro Enric González tendría que haber salido el jueves en "El País", pero supuestamente fue censurado porque la frase en negrita del último párrafo se entendió como un menosprecio hacia los propietarios del periódico. Como apunta Ignacio Escolar en escolar.net "Ese mismo día, la asamblea de trabajadores de El País se había mostrado en contra de bajarse el sueldo, una de las medidas que está discutiendo la empresa ante la crisis".

Propongo que desde cada blog amigo se reproduzca el contenido íntegro del artículo de EG. Estamos rodeados. ¡Vaya si lo estamos!

Rodeados, por ENRIC GONZÁLEZ

No he visto aún el arranque de Operación Triunfo, en Telecinco. En realidad, a la hora de escribir estas líneas (19.30 del miércoles), el cuerpo me pide que me abstenga. Pero cuando el hipotético lector tenga este periódico en las manos, o en la pantalla, las cosas habrán empeorado. Y yo, con toda probabilidad, me habré autolesionado con un electrodoméstico, con un televisor, concretamente. O sea, habré visto OT. Y habré asistido a la presentación de Ramoncín, paladín de la propiedad intelectual y de los derechos de autor, como miembro del ilustre jurado. Es de suponer que para entonces, mi mañana y su hoy, andaré aún peor de ánimo. Quién iba a decirle a uno que acabaría añorando a Risto Mejide.

Lo que puede ir mal, va mal. Eso ya lo sabíamos. Aun así, resulta difícil no apenarse ante el presunto fichaje de Francisco Rivera, también conocido como Kiko o como Paquirrín, por parte de Sé lo que hicisteis (La Sexta). La gracia de ese programa solía consistir en la aparente distancia con que se abordaban las monstruosidades televisivas: emitían trocitos de basura, pero era basura ajena, fenómenos frikis de otros espacios, de otras cadenas, y envolvían el producto con una ironía sarcástica. La incorporación del señor Rivera, como monologuista, aprendiz de monologuista o lo que sea, constituye un cambio cualitativo: Sé lo que hicisteis incorpora su propio monstruito. Si Ana Rosa Quintana tiene a Belén Esteban, ellos tienen al señor Rivera. Francamente, no creo que puedan reírse los unos de los otros. Si acaso, podrán comparar la magnitud de sus respectivas tragedias.Todo esto induce al pesimismo.

Uno lo ve todo negro. No quiero ponerme en lo peor, pero cualquier día, en cualquier empresa, van a rebajar el sueldo a los obreros para financiar la ludopatía bursátil de los dueños. Ya sé que exagero, que esas cosas no pasan. Pero antes tampoco pasaban cosas como la de Ramoncín y Paquirrín, y ya ven. Como decía Manolo Vázquez Montalbán, estamos rodeados.

martes, 3 de febrero de 2009

Los jóvenes altos y airados

Loquillo se está convirtiendo en una especie de John Wayne del rock'n'roll. No lo digo por su altura física, aunque aquí al José María Sanz se le podría aplicar eso que dice el padre de mi amigo Fernando cada vez que ve a Marion Robert Morrison cabalgando: "xe, per què sempre li fiquen el caball tan xicotet?". Digo que Loquillo es una especie de John Wayne con cuero y tupé por el aroma nostálgico que van teniendo sus canciones (y sus correspondientes videoclips) y que me recuerda a muchos de los papeles que solía interpretar el actor en películas como "Centauros del desierto", "El último pistolero", "La legión invencible" o incluso, si me apuran, "El hombre tranquilo". Esas miradas al pasado desde dos metros de altura, ese caminar chulesco, esa ternura por lo vivido y ese algún dolor por lo perdido, aunque sin que se note mucho, no vaya a ser que te vayan a dar dos hostias.
A lo mejor, ni José María ni Marion Robert son/eran esos personajes nostálgicos y chulos que interpretan ante su público (o a lo mejor sí). Pero está claro que Loquillo y John sí han hecho de la nostalgia una forma de vida y de la chulería una actitud, y a los dos les sienta como un guante. En el caso del actor (uno de mis preferidos, como he hecho saber a todo detractor suyo que me he tirado a la cara) esa actitud se le nota en las películas que he nombrado antes y en muchas más, y casi durante toda su carrera. En cambio al cantante, aunque la chulería se le ve innata, lo de la nostalgia se le está adivinando en sus últimas canciones ("La edad de oro", "Cuando fuimos los mejores", como reivindicando la conquista para sí de una isla de pureza rockanrollera que está bastante lejos de las costas españolas (ay Bruno, cuánto te echamos de menos. ¿Por qué tú y no Miguel?).
Su última canción en promocionar y, sobre todo, el vídeo de la canción, son un buen ejemplo de nostalgia loquillera, pero también de chulería y altura.



La canción tiene un toque épico la mar de agradable y en ella queda demostrado, a su manera, aquello que una noche etílica me dijo Jaime Urrutia: Loquillo no sabe cantar, pero recita de puta madre. Además, el tío se rodea de una de las generaciones más gloriosas del deporte español: la del Barça de baloncesto en los ochenta con Epi, Andrés Jiménez o Nacho Solozabal (hay un par más por el vídeo, y disculpen la ignorancia, que no conozco). Al no haber sido nunca un gran aficionado a las gestas deportivas, últimamente me sorprendo a mí mismo hablando con amigos y primos de aquellos personajes ochentosos que nos hicieron disfrutar con sus hazañas pegados a un balón o subidos a una bicicleta. Y ahora, viendo este vídeo y escuchando la canción, también siento algo parecido a la nostalgia. A veces pienso que me estoy haciendo mayor y que me mola.